La historia de William Gutiérrez merece integrar los escasísimos récords que guarda el deporte. Con apenas 28 años, Willy Gutiérrez ya tenía en su haber tres Federales de básquetbol, dos campeonatos uruguayos con equipos chicos y un campeonato con la Divisional C.
Con la selección celeste, jugó la Copa América del 91 y su caso era único a nivel mundial.
Nacido en Mercedes, Willy pasó su infancia practicando deportes (remo, ciclismo, paleta y varias disciplinas de atletismo), pero se destacó el básquetbol y en fútbol. De adolescente fue a Montevideo con dos premisas: llegar a Primera y terminar el liceo.
Su padre le advirtió que no le sería fácil entrar en un club de fútbol, pero lo desafió con la frase: "sueñe con jugar en Nacional". Al principio fue rechazado en varias instituciones y mientras tanto se inscribió en la UTU para no fallarle a su mamá. Sin chances en el fútbol se las jugó por el básquetbol. Logró que lo probaran en Bohemios, el equipo del momento y quedó. El club además le dio trabajo. Fue apadrinado por Víctor Hugo Berardi y se hizo íntimo amigo de Tato López. Ganó tres Federales y jugó un Sudamericano.
A partir de entonces Willy se dedicó únicamente al fútbol. Jugó en la B con El Tanque y en el 88 pasó al Sporting de Barranquilla, de camiseta amarilla y negra. Volvió al verdinegro y al año siguiente firmó para Progreso. Con una capacidad de salto excepcional, Willy sobresalió en la campaña del equipo de Saúl Rivero. Fue una de las piezas claves del campeón y para la siguiente temporada el DT se lo llevó a Nacional.
Su padre, que ya no estaba, no lo pudo ver cumplir su sueño. Pero en un Nacional superpoblado de delanteros, duró poco y luego del mundial de Italia pasó a Defensor, donde volverían las alegrías.
Con un papel parecido al cumplido en Progreso, fue uno de los líderes futbolísticos del campeón uruguayo de 1991. Para 1986 Willy tenía la agenda completa, a las 5 AM se levantaba para ir a trabajar a UTE; de ahí se iba a las prácticas de El Tanque. Luego volaba rumbo a Bohemios y cuando terminaba de entrenar a las 23.30, lavaba la ropa de los planteles. Se acostaba a la 1.30.
El Tanque, en una época anterior a Fredy Varela, estaba ne la C, era una categoría amateur y Gutiérrez no percibía un salario, pero en ese 86 ascendieron y todo cambió para el jugador, que firmó su primer contrato profesional.
Luego pasó a Chile (Deportes Temuco), conoció Costa Rica (Herediano), El Salvador (El Roble) y en Uruguay también defendió a Central Español, Basáñez y Juventud. Se retiró en 1995 con 32 años, tras una vida que merece ser retratada en una película de esas que dan en Netflix. Hoy vive en Hollywood, Estado de Florida en EEUU, a donde se fue hace un par de décadas por la enfermedad de un familiar y allí se quedó.
Hace poco abrió una escuela de fútbol, la "Uruguay Soccer Academy".